
Hay que vivir
Jesús Terrés y Laura Velasco
Jesús Terrés y Laura Velasco
Con los años uno entiende que lo más valioso de la vida casi siempre se esconde en lo más pequeño, en gestos compartidos, momentos especiales. Una botella de vino frente al mar, viajar más lento, ser más natural, no regatear tanto los “te quiero”, reír con todo el cuerpo, una montaña de libros por leer, dejar el mundo mejor de cómo viniste, la consciencia como bandera. Con los objetos me pasa igual, ya solo quiero cosas de verdad. Honestidad y cariño. En este polo lo hay. Le pedí a Laura una ilustración que recogiese, precisamente, ese momento tan especial para mí. Ese ratito contigo mismo que resume tan bien algunas de las mejores cosas de la vida. “Llegan los meses de menos horas de luz, sin embargo permanece el deseo. Las sombras se convierten en luz, el disfrute bebiendo una copa sin perder de vista el cielo y la vía láctea. El único color que resalta fuera de la cuatricomía de la lámina es el dorado de la bebida, lo único que irá dentro del cuerpo, destellos líquidos. Es la calma de ese momento que no es ya de día ni noche profunda, en el que afloran los deseos”. Hay que vivir.